Un quiste que creció… hasta ocuparlo todo
Lo que ves en esta imagen es un quiste ovárico gigante, una de las complicaciones más impresionantes que puede desarrollarse de forma silenciosa en el cuerpo de una mujer.
Este tipo de quistes se originan a partir del tejido del ovario y, aunque muchos son benignos, pueden crecer desproporcionadamente cuando no se detectan a tiempo. Algunos llegan a contener varios litros de líquido, desplazando órganos, causando distensión abdominal severa, molestias pélvicas, dificultad para respirar y alteraciones digestivas.
– En la parte superior se observa la ecografía transvaginal que sugiere una masa quística gigante.
– En la parte inferior: el espécimen ya extirpado, con su cápsula brillante, tensa, translúcida, y drenando lentamente el líquido acumulado.
Este quiste creció sin romperse. Pero si no se hubiera intervenido, el desenlace podría haber sido distinto:
• Torsión ovárica
• Ruptura y hemorragia interna
• Compresión de órganos vecinos
• Infertilidad
• Malignización (en casos específicos)
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¿Por qué se llega a este punto?
• Ausencia de controles ginecológicos periódicos.
• Normalización del dolor pélvico o los cambios menstruales.
• Miedo o vergüenza a consultar.
• Falta de acceso a servicios de salud especializados.
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Lo que debes saber:
• La mayoría de los quistes ováricos son pequeños, asintomáticos y desaparecen solos.
• Pero otros crecen, se complican o incluso pueden transformarse.
• La única forma de saberlo… es evaluarse.
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Una ecografía a tiempo puede cambiar el rumbo.
No postergues tus controles ginecológicos.
Escucha a tu cuerpo.
Y recuerda: lo que se detecta a tiempo… se trata a tiempo.
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Advertencia: esta publicación es de carácter académico e informativo. No sustituye la evaluación médica presencial. Ante cualquier síntoma ginecológico, consulta con un profesional de salud.