No parecen los pies de un humano. Pero lo son.

 

No parecen los pies de un humano. Pero lo son.

No parecen los pies de un humano. Pero lo son.

Lo que ves aquí no es una escena de una película de terror.
Es la vida real.
Es el resultado de una diabetes descontrolada durante años.

– Restos necróticos.
– Infecciones profundas.
– Pérdida total de sensibilidad.
– Piel endurecida como piedra.
– Y un cuerpo que ya no puede más.



La diabetes no avanza con ruido.
Llega en silencio.
Primero con cansancio. Luego con sed constante.
Después, con heridas que no sanan…
Y finalmente, con amputaciones que podrían haberse evitado.



Lo más desgarrador es que esto no comenzó así.
Empezó con azúcar elevada.
Con una mala alimentación.
Con falta de control.
Con frases como “yo me siento bien”.

Hasta que el cuerpo dejó de estarlo.



Hoy los casos de diabetes tipo 2 en niños y adultos jóvenes están en aumento.

Y mientras algunos creen que comer mal “no pasa nada”, el cuerpo lleva la cuenta.



No se trata de asustar.
Se trata de abrir los ojos.
De entender que la prevención no es un lujo, es una responsabilidad.

✨ Alimentarse bien.
✨ Hacer ejercicio.
✨ Medirse la glucosa.
✨ Escuchar al cuerpo.
✨ Consultar a tiempo.



No esperes a que el cuerpo grite con dolor lo que pudo decir en susurros hace años.

Porque vivir con salud también es una elección.
Una elección que empieza hoy.



📌 Esta publicación es informativa y no sustituye la consulta médica. Si tienes factores de riesgo o síntomas persistentes, acude a un profesional de salud.