Ella no inventó la toalla sanitaria moderna… pero hizo algo igual de poderoso.
En una época marcada por el silencio, el racismo y el machismo, Mary Beatrice Kenner se atrevió a innovar en un tema que nadie quería tocar: la menstruación.
En 1957, patentó un cinturón sanitario con un bolsillo a prueba de fugas, un diseño pensado para sostener toallas menstruales de forma más cómoda y eficiente, mucho antes de que existieran las versiones adhesivas modernas. Su invento fue una mejora funcional crucial que buscaba dignidad, protección y movilidad para millones de mujeres.
Pero su historia no fue fácil. Una empresa que se interesó por su patente retiró su oferta al enterarse de que era una mujer afroamericana. Así, su invento nunca fue comercializado mientras su patente estuvo vigente. Y aun así, su aporte marcó un antes y un después en el diseño de productos de higiene femenina.
Mary Beatrice Kenner no solo desafió el estigma menstrual. También enfrentó las barreras del racismo, el sexismo y la invisibilidad que muchas inventoras han sufrido a lo largo de la historia.
Hoy, cada avance en salud menstrual tiene detrás la valentía de mujeres como ella.
No solo le debemos un “like”.
Le debemos memoria, gratitud y visibilidad. Porque cada paso hacia una menstruación digna fue primero un acto de resistencia.
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Advertencia: esta información es de carácter académico e informativo. No reemplaza la valoración médica presencial ni debe utilizarse para autodiagnóstico. Ante cualquier síntoma, consulta siempre con un profesional de salud.